16 oct 2015

¿Te esfuerzas para conseguir el trabajo que quieres?

Últimamente oímos hablar mucho de la cultura del esfuerzo. Pero ¿qué es exactamente?

Vivimos en una sociedad cada vez más compleja, con un mercado laboral más complejo y cambiante en el que cada vez se requiere mayor especialización para ocupar determinados puestos de trabajo en las empresas, nuevos conocimientos y nuevas aptitudes.

Esa especialización  sólo se consigue TRABAJANDO y ESTUDIANDO. No sólo estudiando, sino estudiando de forma activa, adquiriendo no solo conocimientos sino también habilidades que nos diferenciarán de ser un mero estudiante “con título” de un profesional que sabe desempeñar su trabajo, sabe tomar las decisiones adecuadas y sabe poner en práctica sus conocimientos. Aquí juega un papel muy importante la ACTITUD, para adquirir todas las habilidades y aptitudes necesarias.

A menudo, solemos oír frases del tipo “desea y se te concederá”, “si lo deseas mucho el universo hará que se te haga realidad”, o “que dios o el universo te ayude”. No pretendo entrar en ideas espirituales, porque pueden ser perfectamente compatibles con el trabajo y el esfuerzo.

Lo que quiero decir, es que si me quedo en casa deseando y esperando a que llamen a mi puerta, el trabajo no llegará y ese reconocimiento profesional que ansiamos no llegará, somos nosotros los que debemos hacer todo lo necesario para conseguirlo.

Cuando vemos a alguien que ha triunfado en su trabajo o alcanza objetivos muy altos, solemos pensar “qué inteligente es”, “qué suerte ha tenido” o “quién habrá sido su padrino”.
Hasta los más inteligentes y premios Nobel, han dedicado largas horas a su trabajo y nada les vino dado.

Desde lo más profundo de nuestro ser debemos estar convencidos de que nuestro futuro depende de nuestro TRABAJO, ESFUERZO, DEDICACIÓN y DECISIONES que iremos tomando en función de las oportunidades que tengamos y los errores que cometamos.

Si después de dedicar largas horas al trabajo no alcanzamos los objetivos deseados en el tiempo estipulado, deberemos preguntarnos qué estamos haciendo mal, en qué podemos mejorar o si debemos reformular nuestros objetivos y planificación, pero nunca dejar de esforzarnos y trabajar.

Porque sólo HACIENDO avanzamos y mejoramos, sólo HACIENDO obtenemos resultados.

No es lo mismo decir que hacer. Para inculcar a nuestros hijos una serie de valores, no vale con decir “te tienes que esforzar”, sino que ellos deben ver el reflejo en nosotros, ver que sus papás y mamás se esfuerzan en conseguir lo que desean HACIENDO, no diciendo


Hace unos días hablé con unos amigos que decían que su hijo no se lanzaba al mundo laboral porque después de muchos años de estudios de una carrera universitaria, con malas notas, obtenida gracias al esfuerzo monetario de sus padres, se había dado cuenta de que no le gustaban las salidas profesionales. Ahora ha decidido estudiar un Módulo de FP para ver si le gusta más. Al oír esto, otra amiga me comentó que ella les inculca a sus hijos que se esfuercen porque no es solvente para pagarles estudios y carreras sin beca.

Y yo me pregunto, ¿qué podrían hacer los padres con poder adquisitivo para inculcar a sus hijos que se esfuercen?
O es que ¿no necesitarán nunca esforzarse?, ¿serán buenos profesionales estas personas que se lo han puesto tan fácil sus padres?

Aquellos puestos de trabajo que requieren una alta especialización no podrán ser desempeñados por alumnos que han “pagado” el título, sino por profesionales con APTITUD Y ACTITUD además de conocimientos.


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